La SGAE reclama miles de euros a un gimnasio por el uso de música para aeróbic y spinning
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Víctor Manuel Falcón Asensio acudió puntual a su cita con los tribunales. Con la sensación de tener que realizar un sobreesfuerzo para demostrar su inocencia, el dueño del gimnasio Mondel de Cádiz se sentó frente a los que le piden miles de euros por poner música.
SGAE y Falcón expusieron ante la titular del Juzgado de lo Mercantil, Nuria Orellana, los motivos por los que la una piden dinero y el otro se niega a pagar. La Sociedad General de Autores considera que el propietario del citado gimnasio debe pagarles el correspondiente canon por poner música a sus clientes mientras estos practican aeróbic o spinning .
Para ello, una detective ha declarado en el tribunal que, efectivamente, entró de incógnito en una de las sesiones de gimnasia del centro, grabó a los usuarios y, de esta forma, registró la música que acompañaba sus ejercicios.
El tribunal pudo ver este vídeo, de unos 50 minutos de duración, en el que, según el denunciado, “apenas se aprecia qué canciones o autores son los que suenan y si pertenecen al registro de la SGAE o no”. Víctor Manuel Falcón ha declarado a ELMUNDO.es que “se escucha unos segundos de una canción de Maná y puede que otra de El Canto del Loco, pero son segundos, porque yo desde hace unos años me cuido mucho de poner música registrada y realizo mezclas propias”.
Además, Falcón aclara que la música que se ofrece al usuario, siempre mientras que hacen los ejercicios y “no como un extra por el que yo cobro”, son mezclas de música tecno que “yo mismo compongo con ayuda de un amigo disc jockey , por lo que no están registradas”. Esta es su defensa, frente al despliegue de asesores legales de la SGAE, según su misma declaración.
A la vista oral acudieron, al menos, cinco testigos por la Sociedad General de Autores, entre ellos su secretario general en Andalucía, además de “expertos en música de la entidad”. También declaró la detective contratada por la SGAE, quien reconoció ante el tribunal que el cálculo sobre la superficie del local, sobre la que se basa la tarifa a pagar , es aproximada, ya que “los metros cuadrados se calculan a ojo”.
Falcón se muestra además “indignado” y ciertamente “desamparado” judicialmente, ante la posibilidad de que alguien pueda entrar en su establecimiento y grabar a sus usuarios sin permiso alguno . El propietario del gimnasio aclara que la SGAE le acusa de “comunicación pública de sus obras artísticas”, al considerar su local “lugar público”, de ahí su petición del canon y su posibilidad de acceso sin permiso.
Víctor Manuel Falcón y su abogado confían en que la denuncia no prospere y el caso sea archivado, al considerar que “las pruebas presentadas carecen de fundamento constitucional”. En dos semanas , conocerá si debe pagar los casi 180 euros mensuales que le reclama la SGAE con carácter retroactivo, lo que sumaría varios miles de euros , o sale victorioso de este enfrentamiento judicial.